¡Hola, querido Melchor! ¡Qué alegría volver a hablar contigo!
Este año te lo pongo más fácil, ya que durante años te he estado pidiendo un novio...
- Pues bien… ¡ya no quiero novios.!
Ahora lo que realmente necesito es una silla de mecanógrafa, una mesa de ordenador y un par de codos nuevos ya que los que tengo están machacados, es decir, pelados de apoyarme en la silla vieja en la cual escribo, y aunque me ponga una almohadilla debajo del brazo, me duelen mucho.
Y bien, ya no te entretengo más porque sé que estás a tope. Recuerda que te dejo en el balcón la cacharra con agua para el camello, y tu copita de licor, color azul, para que te calientes del frio, y además, sé que te gusta.
¡Ah! Y te quiero dar gracias por el lindo regalo que me hiciste el pasado año 2015, no lo esperaba y fue maravilloso. Me trajiste un montón de amigos, y para mi, ese es el mejo regalo que me hubieses podido hacer.
- ¡Un beso grande y no te olvides por favor del par de codos! Hasta luego.
Te dejo asimismo en el balcón una cesta de mimbre con golosinas para los camellos - ya sabes cuanto les gusta el azúcar - y un lazo rojo para que se lo pongas a Rudolph alrededor del cuello. Él es un dandy y algo cotilla también, y seguro que estará a tu lado ayudándote y haciéndote compañía.