Hoy es

Hambre, de Begoña Montes

Lunes, 25 de Septiembre, 19:00 SGAE. MADRID
PRESENTACIÓN DE LA 2ª EDICIÓN DEL POEMARIO
"HAMBRE" de BEGOÑA MONTES ZOFÍO

En la mesa
Santiago Solano / Begoña Montes /  Lidia López Miguel

       Habló en primer lugar la representante de la editorial LASTURA Lidia López Miguel para dejar constancia de que Begoña es una autora estupenda, que tiene claro que para publicitar un libro hay que moverse en muchos ambientes, y que estaba muy contenta con ella. 
       Cedió la palabra seguidamente a Santiago Solano, que, tomando como base el texto que se sigue, hizo un acercamiento a la autora y a su obra:

       Conocí a Begoña Montes en una Inmersión Poética que organizó Escritores en Red en Noviembre del año pasado, en un pueblecito de Extremadura. Una Inmersión Poética es algo muy parecido a una Inmersión lingüística, en la que está prohibido usar el idioma materno. Así en una Inmersión Poética está prohibido usar la prosa. No se extrañen que en una situación así, todo cambie, y nada de lo que nos rodea y ocurra sea igual a otro día, y todo parezca nuevo, y distinto, y maravilloso. La palabra poética tiene esas cosas, la facultad de cambiar el mundo.
       La recuerdo de espaldas a la pared del convento, a la luz que del este iba llenando de claridad el día. Yo había pedido que fuéramos llenando todo el camino de ascensión a la sierra de poemas. Y ella fue la primera que se unió a esta petición, la primera que echó una moneda en el cesto de la poesía de aquel día. Fue todo tan rápido, tan eficaz, que desde aquel mismo momento empecé a envidiar a Begoña. Tanto que, si al nacer uno pudiera elegir la persona que uno quiere ser, yo hubiera elegido ser Begoña Montes Zofío.
       Tiene y hace además muy bien, todo lo que a mí me hubiera gustado hacer medianamente bien:
       1.- Es profesora de E.G.B., mi sueño de siempre por aquello de que uno nunca sabe a ciencia cierta nada del mundo hasta que le toca enseñarlo a los demás. Porque el profesor y el sabio se hacen en el día a día de las aulas, no en las asignaturas que se imparten en las universidades: ya saben del dicho al hecho hay mucho trecho. Allí sólo te dan un papel en el que se te autoriza a enseñar.
       2.- Es poeta, no porque escriba versos, que de eso hay muchos. Lo es porque quienes la leemos queremos darle ese título que, por cierto, no se expide en ninguna universidad, que yo sepa, ni en estamento oficial alguno; seguro que porque como la poesía dicen que es muy peligrosa y está reñida con el Poder, pues eso. 
       Algo de razón no les falta, desde luego.
       Sí, es poeta también porque ha coordinado, incluso impartido, más de un taller de poesía, y claro, habiendo instruido a otros para que intenten abrir el cofre cerrado de la palabra auténtica, seguro que algo de esto sabe. Begoña se ha hecho en las aulas clandestinas de la poesía. Digo clandestinas porque, como todos sabemos, oficiales no hay. Podría decir aulas apócrifas, de café, de Casa Regional, de Asociación de Escritores. Pero yo prefiero clandestinas por aquello de no estar en los círculos oficiales; que en definitiva ése es el ágora verdadero de los verdaderos poetas.
       Sí, claro, alguno hay que se pasea por otros frentes partidistas, también poeta desde luego; incluso alguno que se cree oficialmente poeta, estando vivo, que es una contradicción en sí misma. Poeta vivo es algo que chirría, que desconcierta, que nos llena de recelo.
       Y todo porque no le prestamos la suficiente atención a lo que se escribe hoy en este teatro de lo rítmico y de lo emocional, que no otra cosa es la poesía. Y con ello nos perdemos la posibilidad de hablar con el autor de tú a tú y de acercarnos a este Arte Mayor de la Creación Literaria, que sin duda es la poesía.
       Siguiendo este razonamiento en el que creo absolutamente leo este poemario — "Hambre" de Begoña Montes Zofío, que saca al mercado librero la editorial Lastura — despacio, centrándome en aprehender lo que dice, que es mucho, en lo que sugiere, que también, y en la recreación del escenario en el que ocurren los hechos que se refieren; que todo esto hay que tener en cuenta cuando uno abre este libro.
       La poesía minimalista, recuerdo ahora la de la estadounidense Doris Summer, o la de la venezolana Patricia Schaefer, tiene estas cosas, que el poema es el resultado de un vistazo final — a veces sólo el rescoldo de un fogonazo —, a un escenario en el que han ocurrido, ocurren o puede ocurrir aquello que se quiere desvelar. Así podemos leer en la página cincuenta y cinco el siguiente poema:

              Fue una voz 
              lo que llegó hasta mí
              y los huesos temblaron.

              ¿Dijiste que venías?


       Poema que enlaza perfectamente en la tradición teatral española auspiciada por Federico Gacía Lorca en la que lo que vemos en escena es como un eco de lo que va pasando fuera de las cuatro paredes en las que transcurre la acción. Así el poema se convierte en lo visible, en lo audible, en lo degustable o sufrible de un acontecer que se nos deja abierto a la imaginación del lector; todo ello dentro de un laconismo expresivo eficaz, muy eficaz diría yo, tal y como ha venido haciendo también recientemente, en nuestro entorno madrileño, la siempre inconfundible y queridísima poeta Rosa Jimena.
       El verso de Arte Menor lo llena casi todo. El adjetivo está suspenso en un horizonte muy, muy lejano. La rima y la asonancia son ecos del pasado. Y sin embargo suenan bien estos poemas ultra breves. Algo tendrán que el lector ha de encontrar y saborear.
       Hay poemas que participan de lleno en la tradición del epigrama, tan usado por otra parte por nuestro añorado Juan Ruiz de Torres — sobre mi mesilla de noche siempre su "El bosque del Tiempo" — , que sitúa a éste en ese lugar especial de los libros a leer y releer, en ese peldaño de un Universo que crece en cada lectura. Bien se podría decir de él lo que se nos pregunta en este poema de la página sesenta y dos:


              ¿De dónde
              la magia
              cuando
              apareces?


       Así este "Hambre" que nos deja con hambre.
       Felicidades, querida Begoña, por este libro, y por ese Premio Geir Campos de poesía que en tu tierra natal brasileña te han otorgado por tu “Billete de vuelta”. Tendremos que ir a recogerlo allá. ¡Qué envidia que no pueda escribir ni un verso que esté a tu altura! ¡Qué alegría de ser tu amigo y compartir contigo esta hermosa tarde!
       Amigos, con vosotros, Begoña Montes Zofío.






       Ana Fe García Enebral, representó seguidamente un obra de nano teatro relacionado con el libro de Begoña, que hizo las delicias de todos los asistentes. Sonreímos, algunos incluso a carcajada limpia. Gracias Ana Fe.






       Terminamos la jornada con un breve pero intenso recital de poesía en la voz de la autora Begoña, que fue toda una delicia.




... y colorín, colorado...