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HABLA LA PRIMERA VOZ:
— Melancolía:
¿Por qué me tientas?
¿Hacia qué aguas cenagosas
me sustraes?
¿Desde dónde me arrastran
tus mil brazos,
sin yo quererlo?
¿Cuál es tu misterioso origen,
que tanto perturba mi alma?
Dime, tristeza:
¿Por qué me convocas?
¿Por qué me necesitas,
si sabes que vivir contigo
es un martirio insoportable?
¿Es inevitable que así sea?
Por favor, te lo pido:
muéstrame tus razones
Silencio en el Alma...
— No me preguntes más;
no hay respuestas.
¿Hacia qué aguas cenagosas
me sustraes?
¿Desde dónde me arrastran
tus mil brazos,
sin yo quererlo?
¿Cuál es tu misterioso origen,
que tanto perturba mi alma?
Dime, tristeza:
¿Por qué me convocas?
¿Por qué me necesitas,
si sabes que vivir contigo
es un martirio insoportable?
¿Es inevitable que así sea?
Por favor, te lo pido:
muéstrame tus razones
Silencio en el Alma...
LA SEGUNDA VOZ CONTESTA:
— No me preguntes más;
no hay respuestas.