Hoy es

Epitafios desmembrados...


La senda, asustada, se pierde

... de Google
LA SENDA, ASUSTADA, SE PIERDE

por la niebla espesa
del atardecer. Desaparece,
de pronto, entre las cenizas
resecas de los recuerdos.

Seres queridos se perdieron
por caminos desconocidos,
extraños, donde su ausencia,
repentina, cambio
el rumbo de los sueños.

Sus partidas provocaron la incertidumbre
del apenado destino.
Se llevaron las claves de la felicidad
y el silencio se llenó de amarguras,

de angustias. Las palabras, incapaces
de gritar quisieron de recuperar
la magia de antaño en hojas arrugadas
que volaron, desesperadas, a lomos
de un viento rencoroso.

Tenían razón, ellas sabían
toda la verdad, conocían
las claves para ser feliz.

Sin embargo, tantas ausencias
fueron acabando con sus ganas de vivir,
la magia se consumió en un rincón
perdido en soledades ebrias de locuras.

No valía la pena luchar. Era absurdo!
Los acontecimientos cambiaban vertiginosamente
y ya no había magia en las palabras moribundas.

La niebla fue devorando amaneceres
luminosos y, por los parques dormidos,
dejaron de vagar las parejas de enamorados.

Revista TBD Nº 28

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TRAGAPENAS


Pierdo todo mi tiempo en este juego,
compro mi vida sin monedas
y me visto de espejos oxidados
que dan la buena imagen requerida.

Aquí estoy, medicándome con versos
Y sembrando sonrisas
que se ahogarán en primavera.

Gritar sin voz, llorar sin ganas,
caer desde este puente a la deriva.
Llegar sin miedo hasta la muerte.

Me queda una partida y dos abrazos
y no voy de farol, estoy rendida
al juego más estúpido de todos.



Don Quijote y Sancho en la Navidad de 2018

Imagen de la Red. Autor: Antonio Mingote.


-Sancho amigo, ¿qué entiendes por celebrar la Navidad?

-Mi señor don Quijote, que ha de ser sino lo que fue, es y será siempre; recordamos la fecha en la que nació el Señor nuestro Dios, y por ello, lo celebramos en buena compaña, comiendo ricas viandas, chacinas exquisitas, estupendos vinos y deliciosos dulces. ¿Y para vuesa merced qué sentido tiene?

-Sancho bueno y simple, razón tienes en que son fechas muy señaladas en las que nació Nuestro Señor, pero además y en el mismo camino,  es la gran oportunidad, que en el largo año tenemos, de acercarnos a la fuente cristalina para beber su pura y límpida agua y así que circule por nuestras entrañas, corazón y seso, y los limpie de las muchas suciedades e impurezas que tristemente guardan.

-Mi señor don Quijote, qué bonito lo  que cuenta.

-Hermano Sancho, y qué necesario sin duda es.




Saludos y Feliz navidad, amigos.

Antonio Portillo Casado
https:antonioportillocasado.blog

Feliz navidad

     Querido/a amigo/a: 

     Te deseo una Feliz Navidad y que 2019 te traiga lo mejor. Espero que los nubarrones actuales, cada vez más densos y amargos, se vayan diluyendo y dejen contemplar un horizonte más claro, donde reine la ilusión y la esperanza. 

     Un abrazo azul 

José Gerardo Vargas Vega
Un loco en Red



P.D. Esta navidad, si puedes, regala poesía, hay muchos libros esperándote, entre ellos, el mío. Emociones de un atardecer, te aguarda, impaciente, en internet en distintos formatos. Espero que te guste, recomiéndaselo a tus conocidos. Gracias.



“Resuenen con alegría los cánticos de mi tierra"

A finales de año,
me encuentro con la muerte algunas noches.
Pasea entre la gente descuidada,
vuela de luz en luz como aire fresco;
vida sin domesticar
sabe esconderse entre las nubes
cerca de un dios que no conozco
pero al que rezo si me pierdo.
En esta Nochebuena no la he visto.
Todavía estoy viva y coleando,
como la barracuda en el mar
y los peces en el río.

Villancico Los Peces en el Río Partitura para Piano. La Virgen se está Peinando partituras de villancicos de navidad en diegosax partituras

Maimónides, eminente sabio y escritor cordobés. Por Ana Patricia Santaella

Imagen de la red
Buenos días, amigos. Nuestra compañera Ana Patricia Santaella ha escrito el artículo "Maimónides, eminente sabio y escritor cordobés" que ha sido publicado en la Revista Argenpress Cultural. Pinchad sobre el siguiente enlace para leerlo: 

http://cultural.argenpress.info/2012/04/maimonides-eminente-sabio-y-escritor.html

Mi amigo Rudolph. Por de Nataly Jorge.






¡Al igual que todos los años, Rudolph, que es mi amigo, y es el Jefe de todos los renos, ha llegado por Navidad! (casi siempre llega con el turrón).

Así que en esta ocasión no me he podido resistir a aceptar su invitación, y nos vamos a repartir juguetes, alegría, salud y amor.

Y también me gustaría añadir, si es este vuestro caso, que nunca dejéis de sentir como niños, que no os avergoncéis jamás de hacer o decir ninguna gamberrada, y que hagáis todo lo que os apetezca hacer, porque solo pensando y sintiendo como un niño podréis transmitir esa alegría, esa magia que en ellos existe.

En mi nombre y en el de todos mis amigos: René, el pato/ Marcos Alfredo, el mosquito escritor/ Margaret, la ranita cantarina/ Daisy, la ratoncita del bar/ Milly, la ranita traviesa/ Harry, el osito dormilón/ Armand, el reno juguetón/ Tom, “mi Guía y mi camello con alas” el cual me traje del desierto, y otros que hoy no quieren ser aquí citados por el tema ese que circula de la protección de datos, os deseamos felicidad a raudales, y que un rayo de luz y de magia permanezca siempre en vuestros corazones.

¡El hombre, cuando deja de soñar, simplemente, deja de existir!


¡FELIZ NAVIDAD!

                                ¡FELIZ AÑO 2019!








Instrucciones para desmontar un corazón

(foto de la red)

Lo primero de todo es retirar enseres y recuerdos.
Subir hasta la aurícula derecha y espantar a las palomas que allí habitan. No querrán irse,
seguramente, y en ese caso, la mejor fórmula es darle a cada una un mensaje, o el mismo para todas, y conminarlas a propagarlos alrededor del mundo y sus satélites. Habremos de arengarlas con un enfervorecido discurso sobre las grandes misiones de la vida, el bien común y la inmortalidad de la obra escrita. Y así, ellas solas y por propia voluntad, levantarán el vuelo camino de cualquier lugar, dispuestas a dar la vida en tan alta misión.

Limpio el palomar continuaremos por el “sobrao”.
Subiremos a la aurícula izquierda. Con prudencia abriremos la puerta después de correr sigilosamente el cerrojo. No por miedo a ahuyentar a nadie y que salga despavorido. Allí se guardan aciagos fantasmas, recuerdos y voces que pueden volver loco al hombre más cabal.
Como íbamos diciendo, con suavidad abriremos la puerta. Que no nos sorprendan las luces que revolotean por las paredes, que no nos sorprendan las melodías que espesan el aire y corren como brisas, no nos dejemos llevar por los escalofríos que nos provocarán los sentimientos materializados en volutas de humo. Será imprescindible usar mascarilla y botella de oxígeno para realizar la operación.
Aquí la solución es más fácil: polvo de primavera, a base de aroma de margarita, alas de mariposa y alguna que otra tontería de estas. Como cebo que se pone a los animales para llevarlos a la trampa, lo iremos esparciendo en dirección a la ventana, y luego a través de esta, hasta que todo lo allí recluido haya salido atraído por su esencia. Pudiera ser un problema que el corazón sea de poeta, ¡mala cosa! en este caso habrá que recurrir a un especialista.

Limpias las aurículas es momento de montar el andamio para completar el trabajo.
Habrá que dejar espacio suficiente para el latido pues, aunque esté en fase de desmontaje, el corazón seguirá latiendo. Ahora, poco a poco, iremos retirando la sustancia de la que se compone el órgano, roja y espesa, con sumo cuidado de que no toque en parte alguna del cuerpo de los obreros, o caerán poseídos de una terrible melancolía, de muy difícil curación, y que en casos extremos no tiene más remedio que el sacrificio.
Con paletas de plata pura iremos recogiendo su materia, suave y brillante, hasta llegar al armazón. La depositaremos en cubos de cristal bruñido y se los daremos a verdes cotorras para su traslado, vía aérea, hasta las llanuras del amanecer, para su posterior tratamiento y reciclado.

Llegó el momento más difícil, el más delicado.
Puestas al descubierto las áureas estructuras se hace preciso una fina labor de orfebrería para deshacer los nudos, desprender las fibras de las cordadas e ir depositándolas, una por una, en cajetines de terciopelo y madera de sándalo. Daremos los cajetines a los leones para su custodia y traslado hasta el viejo zapatero de las esquinas, quien con suma paciencia y cariño fabricará botas y zapatos, solo aptos para caminos cuánticos.

Ya limpio, el corazón persistirá en latir. Invadirá el aire su pulsión, con suave bamboleo llegará hasta el horizonte, hasta el límite extremo de la atmósfera, llegará al sol y los planetas. Llegará
hasta el principio de los tiempos.


Nataly Jorge, recibe el Premio Mundial de Poesía Nosside en Italia

 Felicitamos a nuestra compañera Nataly Jorge por recibir el Premio Nosside de Poesía en Italia.

Reseña Literaria del poemario Evoluzione dell'amore de Óscar Rodrigáñez Flores.







Buenos días a todos... ¡y feliz Martes!

Vamos con la cuarta reseña de poesía consecutiva. 
Para la próxima (que tardará un poco), salto al ensayo.

Espero que os guste.

Evoluzione dell'amore. Óscar Rodrigáñez Flores. (Oskar Rodrigañez Flores).

Dice Guillermo Lopetegui en su prólogo a la plaquette que este libro permite a su autor "viajar a lo profundo de sí mismo para resurgir como el fino y casi neorenacentista* poeta que es". Y antes de eso que "se hace feliz depositario de toda una Tradición poético-amorosa que lo emparenta en el tiempo con sus ilustres antecesores españoles del siglo XVI y también con aquellos otros que en la Italia del Quattrocento* recorrían caminos que iban de la picardía a la sublimación cuasi celestial y que tiene a su máximo representante en Pietro Aretino".

*En cursiva en el original.

Y si cito este fragmento del prólogo es para remarcar como cada lector puede hacer, y de hecho hace, una lectura diferente y propia, única del mismo libro, pues mi humilde acercamiento a este poemario de título en italiano -aunque por su similitud a nuestro idioma puede entenderse sin necesidad de diccionario- me habla de un neorromanticismo que me recuerda a Larra, si bien predomine la tristeza y no la amargura en el tono. Parece querer decirnos con sus versos este premiado autor, que la evolución del amor desemboca siempre en la despedida y la nostalgia por lo que terminó. Desde los títulos de los poemas "Ojos tristes", "Lloros entre hojas amarillas", "Miradas marchitas", "Rechazo cruel", "Despedida del adiós", "Presagio del final", "Última luz"... todo dice tristeza y dice despedida.

Es cierto que ha habido dos poemas en los que, versos muy concretos me han hecho pensar en dobles sentidos de erotismo inquietante dentro del sentimiento general de abandono y melancolía. En "Eternidad indómita" dice el poeta: "Volamos hasta el amanecer, / recorriendo luces indómitas", versos que vienen justo después de éste: "y amantes cautivos bajo el pelo". Podría sugerir que ese "vuelo" es la pasión sexual y las "luces indómitas" los "flashes" del deseo y el orgasmo pero justo dice a continuación: "en la eternidad de la sombra / de tu corazón sombrío", lo cual parece bajar la metáfora una vez más a un pesimismo propio de la Perséfone.

De similar manera en "Última luz" el lenguaje puede resultar excitante: "Apago la luz de la espalda / y acaricio, poco a poco / tu vello cristalino". Incluso si a continuación "Nuestras voces se apagan / en un silencio crepuscular" se añade "y fluimos lentamente, / hasta el amanecer". El silencio crepuscular puede ser ciertamente algo triste pero también la calma que sigue al clímax.

Creo que estos dos poemas son los que hacen hablar al prologuista de Aretino, si bien estimo que la vertiente pícara del renacentista era mucho más evidente y directa, mucho más atrevida y a veces abiertamente sexual (incluso podía llegar a ser pornográfico como algunos relatos de Boccaccio), aspectos de sus versos que inspiraron el tono de algunos de mis nanorrelatos cuando escribía incansablemente sobre la Italia de los Borgia.

Por otro lado el autor huye de las asonancias (domina el verso libre) que podrían hablarnos de un Romanticismo de última época como Bécquer y Rosalía, pero también del carácter épico de Espronceda o de la amargura que provoca la pasión rota, el desengaño virulento propio de Larra -como ya decíamos antes. Y por todo ello la percepción de neorromanticismo se ve muy en entredicho.

Por todo ello me atrevo a decir que Óscar Rodrigáñez Flores toma elementos de poetas a los que admira (quizá Petrarca, quizá Bécquer) y los pasa por su tamiz (a veces quiero oír un eco de influencia de Luis Cernuda por cuánto hay una lucha entre la realidad -el abandono del ser querido- y el deseo -querer estar junto a esa persona y que la relación continúe- pero quizá me engaño) y los trae a la modernidad de la libertad formal (sin métrica ni rimas predeterminadas) y la ambigüedad de campos semánticos que se refuerzan y se contradicen, provocando pequeños flashes de claroscuro sin que lleguen a herir los ojos del alma: "Amar entre arritmias / entre los halos de luz / y la oscuridad de tus labios" ("Despedida del adiós").

Los versos que el autor elige para abrir y cerrar la obra pertenecen a Paul Géraldy y a Fernando Pessoa (con su grandeza y su inevitable saudade portuguesa)... Quizá la lista de referencias es distinta de la creo ver... Quizá, sencillamente, es más larga.

Besos para todos.


Reseña de:
Guillermo Arroniz Lopez

Navegante. Autor José María Garrido


Pides como un dios para vivir y olvidas,
emperador de la calle,
emperador,
dueño del asfalto y de la sed
duque del cartón, señor del miedo

Navegante de un océano perdido
compañero de la sole y la botella,
tus amigas que ni hablan ni te piden,
y tú las miras, compañeras,
con tus ojos casi ciegos
y las odias a las dos.

Una crece y la otra se vacía
mientras un insulto en forma de moneda
cae junto a tu mano temblorosa
y otra vez la noche,
el hambre
y los amados fantasmas de la muerte.

Y bebes para vivir y sueñas
sueñas que se borran, y están cerca
muy cerca,
y bebes y naufragas
en ese desierto conocido en el que habitas
sin que venga a salvarte la tristeza

La tristeza ya no tiene sitio en tu dolor
una esquirla, el milagro, la esperanza,
y una foto de familia en el recuerdo
apenas eres eso,
barro como Adán en el infierno
endurecido por las horas

Y yo te compadezco,
Desde aquí, desde mi trono
sin saber que eres mi espejo.

Los dos lados de mi casa




Los dos lados de mi casa 


       La entrada de casa da un pasillo recto que la divide en dos partes iguales. La parte derecha es luminosa y moderna; desde la cocina se ven numerosas plantas colocadas junto a la pared bajo los ventanales de un patio alargado y cubierto. La de la izquierda es sobria, más clásica, con numerosos adornos. Los muebles son de estilo como los de mis padres. Parece que hubiera querido reproducir un pedacito del hogar en el que me crié. Sin embargo, es en el lado derecho donde respiro; donde el ambiente huele a flores y a tierra húmeda; en el que disfruto de esos pequeños trozos de naturaleza raptada. Olores que a ciertas horas se mezclan con vahos de guisos de puchero y de fritos. En el patio un fondo de música alegre me envuelve, puedo escuchar los ecos suspendidos de las risas de los niños, recordar el barullo de sus juegos, la algarabía de las fiestas familiares. Y recostada sobre una tumbona, puedo observar el cielo y las estelas que trazan los aviones. Ese rincón es mi lugar de lectura preferido; al lado de un ficus de dos metros, que ha cumplido treinta y cuatro años, en el que todavía cuelga una bolita dorada de la última Navidad. Desde la habitación, que antes era de mis hijas, también se ve el ficus. Sigue siendo un lugar de estudio. Ahí escribo y deambulo por mundos imaginarios. Paso la mayor parte del tiempo en esa mitad de la casa. Cuando voy al otro lado, el de los muebles oscuros, cruzo el pasillo y es como si diera un salto en el tiempo; me veo inmersa en el pasado. Regreso a mi juventud cuando paseo la vista por las librerías del despacho. En el salón, entre las fotos, hay demasiados recuerdos. Algunos oprimen el pecho. Cuando me demoro allí, solo el parloteo del televisor consigue adormecer mis sentidos, distraer las tristezas. Por eso he pensado en cambiarme a una nueva casa, decorada con muebles claros, que tenga más espacio, más luz, más terrazas y muchas plantas, y en la que no haya ningún pasillo que marque frontera en mi corazón. 



                                                                                                                                      Lana Pradera 

.


El contrato

Imagen de la red



Tenemos un contrato, querida.
Íbamos de día y noche. Lo firmamos. 
Tu recibes tus compras y yo mis escarceos. 
Aunque a veces, cambiamos el orden. 
Pero no chocamos. Qué felices somos. 
Pagamos esas facturas.


EL CONTRATO(c) Antonio Portillo Casado

El manso




Santiago miraba las bolsas del supermercado todavía llenas, esparcidas en el suelo de la cocina. La de congelados empezaba a dejar un cerco de agua alrededor como única pista. Tenía que sacar los productos de la compra y rellenar la nevera, el congelador y la alacena, pero el mero hecho de pensar en abrir una al azar, llenarse los sentidos de crujientes envoltorios, del olor a carne cruda pasando por encima del de la pescadería o clasificar los yogures por fecha de caducidad se le antojaba tan pesado como escalar una pared de piedra. En los dedos de sus manos todavía se marcaban los surcos de las malditas bolsas de plástico y le recordaban que apenas llevaba cinco minutos allí parado, con el sudor fresco sobre las sienes, paralizado por el pánico que le producían las elecciones de cualquier tipo.
¿Por qué siempre había que guardar las cosas en orden? ¿Qué le impedía guardar el detergente en la alacena junto a los calamares congelados? ¿Acaso se iban a estropear? Al cuerno con los calamares. Tomó una bolsa cualquiera y volcó su contenido. Se quedó contemplando cómo las manzanas Pink Lady rodaban en distintas direcciones. Parecían huir de él, como si buscaran cobijo debajo del fregadero o en el hueco de la puerta entreabierta. Sí, que le temieran. Él ya había visto antes el rojo que se desparramaba por las juntas de los azulejos, allí, en esa misma cocina. Pateó con saña una última fruta díscola, que le plantaba cara asomando por debajo del logotipo de la bolsa. Sintió un fugaz placer cuando la pulpa quedó esparcida entre los restos de piel y la suela de su zapato. ¿Por qué tenía que acabar así? Él no había deseado que terminase de aquel modo. Las parejas rompían y se separaban. Vivían por su cuenta y, a veces, hasta se llamaban.
Pero no, Amelia no podía aceptarlo, no de él, aunque antes hubiera disculpado a otros maridos infieles en parejas cercanas. Le había gritado en salón, en el baño mientras hacía como que hacía sus necesidades, le había hostigado en una tenaz persecución que había finalizado en la cocina.
Se agachó y recorrió con la yema del dedo las manchas del suelo mientras por el rabillo del ojo espiaba a las manzanas prófugas. Le observaban, le acusaban- Había intentado olvidar, dejar atrás aquel día en el que rompió lo más sagrado e irrompible. El día en que no pudo aguantar más y cortó los gritos de cuajo. Habían pasado ya tres años desde aquella locura de gritos y recriminaciones, de corazones rotos. Si Amelia iba a dejarle que lo hiciera, como habían hecho otras. O mejor aún, que le hubiera echado de casa con la maleta esperando en la calle para escarnio público. Pero no, Amelia tenía que montar el numerito, segura de que él, el manso Santiago, no abriría la boca, aceptaría su culpabilidad y su castigo para seguir atormentándolo de por vida.
Amelia se equivocó. Él no se calló, dejó de ser el manso durante exactamente cinco minutos, durante los cuales destrozó la cocina antes de que ella se marchara. Aquella odiosa cristalería roja sembrando de añicos esos mismos azulejos, volando a cámara lenta en todas direcciones como las manzanas. Pink Lady. Qué nombre más ridículo para unas manzanas rojas.