Hoy es

VIENTOS DEL VERSO


Grito: ¡Universo,
dioses, tinieblas, hombre!

Pregunto:

¿Dónde están los poetas?



¿Adónde se marcharon?
¿En qué cielos transitan?
¿Conviven en el Monte Olimpo?
¿Fueron vencidos por la fama?
¿El oro enmudeció su pluma?
¿Expiraron de miedo?
¿Sienten oprobio?
¿Revolotean en el esperpento?
¿Pisan la realidad de la vida?


Por el camino
van cantando muchos juglares.


Los vates genuinos son antorchas desnudas,
critican la existencia
con el corazón y la mente.
Libres, vomitan la verdad
arrancando caretas.
Indómitos, revelan
la esencia que trasciende,
y la derraman,
en los vientos del verso.


(del poemario Vientos del Verso)

Vientos del Verso(c) Antonio Portillo Casado

el silencio y el miedo eran cómplices

     El silencio escupe gritos amargos, impertinencias soeces que cubren el corazón, cansado de tantos sufrimientos que no puede entender. Las verdaderas razones huyeron hace mucho tiempo sin dar la cara, tal vez, avergonzadas de su proceder, tuvieron miedo enfrentarse a la verdad y acabaron perdiéndose entre la niebla de un atardecer egoísta.

     Los gritos inundan la placidez del alma, escriben versos olvidados que iluminaron el camino del ayer, el horizonte parecía impaciente de nuestra llegada, las luces brillaban y nos entregaban un porvenir lleno de ilusiones deseosas de hacer realidad los sueños más alocados. 

     El silencio, por entonces, permanecía sereno, cauto, vigilante a los acontecimientos, tenía un miedo atroz a tergiversar las palabras y ser el culpable de un tremendo desatino. Las horas transcurrían con calma, sin embargo, por los rincones ocultos ocurrían escenas que nadie quería ver, era mejor mirar para otro lado, fingir, seguir como si nada pasara y todo funcionara bien. El silencio y el miedo eran cómplices y los hombres seguían por la senda de la ignorancia. 

     La vida parecía bella, pero los poetas sufrían un cruel tormento, porque sus versos proclamaban la verdad, la única verdad.

rodeado de sueños ausentes

busco palabras huérfanas
que me permitan huir
hacia lo desconocido.

Intento escapar de viejos lamentos,
me gritan, con aparente
dulzura, todas mis soledades.

Mis miserias se desbocan
entre incertidumbres dolorosas,
se pierden por pasillos blancos
llenos de sombras sonámbulas
que aguardan, esperan que tropiece
y caiga en el abismo cruel
de la desesperación.

Procuro huir de sus miradas
hambrientas, sus amargas redes
escupen el vaho de la ausencia,
incitándome a partir a un viaje sin retorno
con las maletas, lamentablemente, vacías.

Entre bambalinas

Supernova podcast
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para escuchar

En el podcast Supernova dramatizaron mi relato "Entre bambalinas".

Al final hay una entrevista en la que hablo, entre otras cosas, de mi experiencia en Escritores en Red. 

Estáis tod@s invitad@s.

Gracias a Fernando Dávila como autor del programa y a Carlos Díaz por su sentida narración.

El aprendiz

... de Google

       Nuño estaba siempre triste. Le gustaba imaginar historias, diseñarlas, escribirlas, pero su profesor de literatura decía que no tenían calidad y sus compañeros al acabar la clase le decían: Nuño escribe algo, pero algo que entendamos.
       Aquella mañana de otoño, el día de su cumpleaños, se dibujaba un sol helado en la montaña. y allí estaba el regalo. Nuño lo abrió ilusionado. Un diccionario.
       Se sentó frente al ordenador y las letras empezaron a juntarse a ritmo del baile de sus dedos. Tenía que llevar el ejercicio el miércoles.
       “En la pequeña cabaña cercana a la fuente de los caños, su cómplice, la araña le enseña el puñal y la guadaña, envueltas en su tela, Son armas, le dice, que precisan maña.”
       ¿Para qué quiere la araña el puñal?
       Esto no tiene fundamento, presentación, nudo ni desenlace. No tiene calidad literaria.
       Y sus dedos presionaron dos teclas a la vez:  Alt F4. Guardar: No.
       “Archivo destruido.” 
       Y otra vez la página en blanco y las lágrimas en la esquina de los ojos. 
       “Eran cerca de las doce. La cenicienta ya tenía que volver a casa. El lobo se puso el abrigo de piel de oveja y se miró al espejo.
       Su apariencia era totalmente inofensiva.”
       Podía ser un buen comienzo. 
       “Pero su padre el gran lobo solitario, no le permitió nunca ser presumido.”
       Cuando quiso imprimirlo, se dio cuenta de que no tenía tinta la impresora y se le olvidó guardar el documento.   En vano intentó recuperarlo.
       “Y el lobo se reía, mientras tomaba del brazo a Cenicienta.”
       Entonces Nuño recordó la historia del patito feo, que su abuelo Zacarias, le contaba siendo niño.
       Y sin perder tiempo, se puso a escribir de una tirada, centrándose en el recuerdo de la tarde anterior.
       “Si hubieran dejado fumar en aquel local de copas, el humo se habría llevado tanta soledad. No éramos amigos, pero queríamos hacernos fotos juntos. Expulsábamos el dolor del alma atándolo a la tinta. En esa última foto te acaricié y todavía siento tu temblor. El tren se llevó nuestro sueño.” 
       Se lo enseño al profesor y éste sonrió complacido.
       Nuño sintió que merecía la pena escribir.


El texto es de José María Garrido de la Cruz

Bajo la niebla

... de Facebook 

"A la charca de las ranas ya no acuden príncipes melancólicos y tímidos que añoran a una joven hermosa a la que alguna bruja maligna haya embrujado. Tampoco se acercan los empleados municipales a limpiar residuos atrapados por la belleza reflejada. A nadie le interesan ya ni príncipes ni barrenderos. Solo las estrellas y la luna siguen tremolando en la superficie. Sin embargo, las ranas están más felices. Ahora que pueden nadar sin tanto temor a ser besuqueadas, ni a quedar presas en las redes, se dedican a decorar con flores, bacterias, algas, hojas y ramitas —como cuadros impresionistas en lienzos de cielo espejeado— los sueños de los desempleados que deambulan por el parque, saben que en ellos está la esperanza, aunque ellas tengan que volver a esconderse.
Ranoir
Javier Ximens"

Es una publicación de 
Trinidad Grande 

Nuevo libro de Antonio Portillo

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Sobre la mesa


...me esperan recuerdos 
aburridos que están a punto 
de desfallecer para siempre. 

Las juguetonas palabras 
tratan de confundirme 
con realidades muertas, 
grises, lejanas, 

Procuran alejarme de aquellos 
instantes tan amados 
que me pertenecen. 

Me aguardan impacientes, 
son las imágenes de mi vida, 

emociones que me invadieron 
en los grandes momentos 
de mi existencia, 

vivencias compartidas con seres 
que se perdieron por los recodos 
del olvido más doloroso. 

Sobre la mesa, 
en la blancura infinita del alma. 

trato de proteger aquellos recuerdos, 
llenos de imágenes, que se acabaran 
borrando en la bruma melancólica 
de un atardecer cansado. 

Quiero escribir, debo hacerlo 
antes de que las ilusiones 
huyan y mi mesa, 

cubierta de un polvo rancio, 
se llene de soledad.