Hoy es

EBANI,s (Entidades biológicas aéreas no identificadas)



     

Los gobiernos más poderosos de la Tierra estudian el fenómeno OVNI dedicándole no pocos recursos económicos. Los avistamientos suman cientos de miles solamente considerando los últimos setenta años. El proyecto “Libro Azul”, auspiciado por las Fuerzas Aéreas de USA, llegaron a contabilizar 12.618 casos únicamente en E.E.U.U. durante sus 17 años de actividad. En el 2014, por ejemplo, se registraron 8.619 en todo el mundo, contabilizando únicamente, como es lógico, aquellos que fueron reportados a las autoridades del rango que sea o al menos se hicieron públicos por cualquier medio. 


Y tengamos por cierto que la inmensa mayoría de las veces los avistamientos no son confesados por los testigos.
Quizás miles de ellos callan por prudencia para evitar parecer locos o ser tomados a guasa, o tal vez son autocensurados por su propio subconsciente ante el temor a lo desconocido e ininteligible. 

Los investigadores vienen dando explicación natural a buena parte de ellos, amén de descartar la proporción fabulada por mentirosos mitómanos, que al parecer es fácil de determinar, como un 8 % según algunas fuentes, pero dejan sin esclarecer en absoluto una elevadísima cifra de “encuentros” incuestionables… 

Es evidente que la gente ve cosas extrañas evolucionando en el cielo, tanto diurno como nocturno y, por término general, no suelen confundir una estrella fugaz o un avión, provisto de sus reglamentarias luces intermitentes de posición o sus faros de aterrizaje, con un ovni. Esas personas comprenden en el acto que no están viendo algo normal y corriente. 

Descartados como dije los embusteros, los individuos en estado de embriaguez o drogados cuya mente intoxicada pudiese producirles alucinaciones, y los enfermos mentales con síntomas similares cuyas declaraciones no son tenidas en cuenta. 

Y agotado el empleo de explicaciones profusas como la de interpretaciones erróneas de nuestra percepción en el momento de avistar aviones y otros vehículos aéreos humanos, la de meteoritos y bólidos espectaculares, espejismos de complicada génesis, reflejos aparatosos o fenómenos atmosféricos extraordinarios, como auroras boreales, fuego de santelmo o el misterioso rayo bola, también llamado centella; este último, una rara manifestación eléctrica natural que los científicos admiten como cierto desde hace un par de siglos pese a que no ha sido posible su reproducción ideal en laboratorio. 

Incluso, tras considerar también la posibilidad de fenómenos paranormales aunque no parezca que sea el espacio aéreo su ámbito normal de manifestación y ello además nos cree la controversia de estar alejándonos de la explicación racional, aún nos restarían muchísimos casos sin resolver que representarían genuinamente el campo del enigma ovni, en fin, el que viene preocupando a los representantes de los estados más poderosos del planeta. 

Sin descartar en absoluto que seres de origen extraterrestre, pilotando extraños aparatos de incierta tecnología nos visiten, desde hace relativamente poco o quizás desde hace milenios, o simplemente compartan con nosotros este mismo planeta sin querer inmiscuirse en nuestros asuntos para nada, y desde ese punto de vista incluso haríamos mal en llamarles extraterrestres─ tal vez “intraterrestres” sería una opción siguiendo los postulados de la fantástica teoría de la “Tierra hueca”─ quiero hablaros de otra posibilidad hace tiempo ya propuesta que no me parece nada descabellada. 

Y esta vendría además a cuento ya que la hipótesis de la presencia de seres venidos de otros mundos no acaba de ser tomada en serio por el mundo científico más ortodoxo, siendo incluso “imposible” para algunos doctos técnicos, admitiendo que existieran aquellos, la posibilidad del inmenso viaje, sin pararse un momento a pensar que nuestra incipiente tecnología, seguramente en pañales, ha sido capaz de llevar al hombre a la Luna ya hace la friolera de 49 años y a nuestras naves no tripuladas hasta los confines del Sistema Solar, e incapaces de imaginar lo que podrían llevar a cabo seres al menos tan inteligentes como nosotros que nos sacaran mil o diez mil años de adelanto. 

Además, así soslayaríamos el argumento de que los contactos, los avistamientos, parecen más bien fruto de la casualidad y no obedecen aparentemente a patrones inteligentes, sino que por el contrario son caóticos en su distribución, sin plan ni concierto salvo el de la patente cicatería a la hora de mostrarse abiertamente a grandes masas de público, no resultando coherentes sus anárquicas apariciones con la de la llegada o permanencia en este planeta de una civilización extraña a la nuestra, tanto si quisiese pasar inadvertida, cosa que podría sobradamente hacer en base a su supuesta tecnología superior, o pretendiese mostrarse francamente a los terrícolas, extremo que evidentemente no llevan a cabo. 

Como decía más arriba, teniendo en cuenta las anteriores premisas y también algunos detalles de numerosos avistamientos, ha surgido la teoría, no ahora sino hace ya muchos años, de que los ovnis, gran parte de ellos, un altísimo porcentaje de los inexplicados─ el resto de esos podrían ser en efecto naves espaciales o un fenómeno natural aún desconocido─ serían en realidad seres vivos, de muy extraña conformación, es cierto, que habitarían las altas capas de la atmósfera, descendiendo de forma esporádica hasta la superficie de la Tierra. 

Uno de los primeros en teorizar sobre una fauna desconocida residente en la alta atmósfera e incluso en el espacio exterior, fue el marino, escritor y ufólogo Trevor James Constable, que llamó a esos entes, por influencia de la Criptozoología, la pseudociencia que se ocupa de la busqueda de animales míticos cuya existencia no ha sido probada, “critters del cielo” y también “amoebae constablea” por la apariencia de grandes amebas que, según él, presentaban. 

Por las mismas fechas, o poco antes, en que Constable iniciaba la elaboración de su teoría, la condesa Zoë Wassilko von Serecki, escritora y parapsicóloga, había hecho también lo propio desarrollándola en un interesante artículo publicado en 1955 en la revista “Inconnue”, dándole un nuevo impulso dos años más tarde, el celebre biólogo, escritor y explorador criptólogo Iván Sanderson. Todos estos valientes teóricos a los que habría que añadir otros pocos, como John Besso, que generalizó el término “medusas espaciales”, John Cage, que elucubró sobre el tipo de energía electronegativa que podía animar a estos entes, etc, pusieron en riesgo su reputación ante la ciencia oficial por atreverse a plantear tan atrevidas hipótesis. 

Unos decenios después, un científico de la talla de Carl Sagán, postuló sobre la posibilidad de que en los grandes planetas gaseosos de nuestro Sistema Solar, más concretamente Júpiter, se diese una población de seres vivos constituidos principalmente por gases y con estructuras sólidas mínimas que le sirviesen como soporte vital, entes extremadamente livianos, enrarecidos, de escasísima masa en relación a su tamaño, que flotasen en esas atmósferas y se nutriesen de algún tipo de energía como por ejemplo la solar o la resultante de reacciones químicas, al menos los que ocupaban la base de la pirámide alimenticia, los que denominó “buceadores” o “hundientes” y quizás también los siguientes en la escala evolutiva, los “flotantes”, mientras que los llamados “cazadores” depredarían a los intermedios. 

De existir, puesto que nada hay probado, por ejemplo en nuestro planeta, una de sus particularidades más señalada sería precisamente la de su composición, mayoritariamente gaseosa, predominando el hidrógeno que le haría más ligero que su entorno, pero también participarían los normales componentes del aire, nitrógeno, oxígeno, CO2, vapor de agua… y quizás algunas estructuras sólidas de materia orgánica muy tenue… 

Entre todas las aportaciones de los investigadores citados, se han llegado a definir algunas de sus características físicas como el tamaño, muy variable, entre unos decímetros de diámetro y varios cientos de metros, su forma un tanto irregular y cambiante según las circunstancias. Por ejemplo algunos testigos e incluso fotografías dan a estos seres cierto aspecto de medusa, de gusano, o simplemente globular o lenticular. 

Invisibles, al menos en el espectro que perciben nuestros ojos, o semitransparentes en ocasiones, mientras que en otras ofrecerían un aspecto metálico. Luminosos al reflejar su hipotética membrana exterior la luz del Sol u otros focos naturales. Incluso se especula que su aspecto a veces ardiente pudiera ser debido a combustiones internas por ejemplo del hidrógeno que contienen. Capaces de desplazarse verticalmente al modificar a voluntad su densidad, y horizontalmente aprovechando los vientos o incluso mediante la expulsión de un chorro de gases, como haría por ejemplo un pulpo en el mar, o, hipótesis más atrevida, mediante una especie de energía desconocida como la telequinética, con lo que conseguirían esas grandes velocidades que también se les atribuye. 

Se alimentarían de energía solar quizás, como los vegetales a fin de cuentas, aunque también se especula, desde que hace poco tiempo, científicos demostraron la presencia de bacterias en la zona alta de la atmósfera, que puedan nutrirse de algún tipo de plancton aéreo. O tal vez de ciertos gases… 

No se argumenta sobre su longevidad ni forma de reproducción, pero sí se ha ponderado que probablemente a su muerte sus componentes deben disiparse en la atmósfera sin que llegue a tierra otra cosa que partículas de polvo residuo de su escasa materia sólida. Eso explicaría el que jamás, dicho con reparos, se hubiese encontrado ese extraño cadáver. 

Digo con reparos, puesto que algunos indicios de tejidos orgánicos extraños en descomposición se han descubierto puntualmente a lo largo de la historia, noticias insólitas que recogió por ejemplo en su inmenso archivo el investigador de los fenómenos extraordinarios e inexplicables, Charles Fort. Hablamos entre otros hallazgos, de la denominada “jalea astral”, masa gelatinosa, o del “cabello de ángel”, especie de telaraña, substancias siempre relacionadas con las lluvias de meteoritos o los avistamientos de OVNI,s. 

Estos residuos de los que hablamos podrían ser parte de la leve estructura orgánica de estos seres cuya constitución, han llegado a aventurar sus estudiosos, podría ser de silicones coloidales, es decir estaría basada en el átomo de silicio. Así pues, se trataría de formas de vida animadas por una energía de tipo eléctrico concentrada alrededor de un núcleo o cuerpo de materia altamente atenuada, cuya sección principal la integraría una membrana contenedora de los componentes gaseosos que representarían la mayor parte de su masa. 

El periodista e investigador mejicano Jaime Maussan ha bautizado a la hipotética criatura con el nombre de EBANI, entidad biológica aérea no identificada, denominación que ha causado alguna controversia pero que resulta válida a falta de otra mejor. Otra posible hubiera sido por ejemplo entidad voladora orgánica no catalogada, EVONC. 

Lo que me parece terrible y detestable, es que se les denomine de forma creciente en las redes como animales del cielo o espaciales y, aún peor, bestias atmosféricas. Lo de animal, lo de bestia sobre todo, tiene tal carga peyorativa que es como ponerles a priori la etiqueta de ser inferior “pisoteable” por el noble y superior ser humano, todavía sin conocerlo ni saber nada de él. Situarle entre los otros pobres seres vivos que tenemos derecho a cazar, por deporte, a comernos para regodeo de los paladares de sibaritas glotones, a capturar para diseccionar y ensayar con su salud en aras de la ciencia y sobre todo de la vanagloria de macabros científicos, o a utilizar, si se prestan, en algún sanguinario juego donde puedan lucirse y enriquecerse los gladiadores de turno. Penoso verdad, pues a lo mejor es todo ese repertorio de crueldades tenebrosas las que ponen los pelos de punta a nuestros hipotéticos visitantes inteligentes. ¡Quiera el Cielo que no sean como nosotros! 

Volviendo a los EBANI,s, no deseo alarmaros con su posible existencia, salvo algunas pocas indemostrables elucubraciones sobre su peligrosidad, de la que no se ha aportado la más mínima prueba, se les juzga en general absolutamente inofensivos, en ocasiones curiosos y juguetones, en otras tímidos y asustadizos, se les presume dotados de una inteligencia semejante al menos a la de un delfín, que no es poca cosa, y adornados de una sensibilidad a los sentimientos humanos que sorprende. 

Es curioso que estos seres empezaran a proliferar, vamos sus avistamientos, y suponiendo que fueran protagonizados por ellos, desde el comienzo de la Segunda Guerra Mundial o, mucho más a su término, que es lo mismo que decir en el inicio de la “Era Atómica”, tras lo de Hiroshima y Nagasaki, cuando la contaminación terrestre, marina y aérea se disparó en todos los órdenes. 

Primero fueron los foo-fighter o luminarias, esas bolas de fuego que, en puntuales e imprevistas ocasiones pero de forma creciente, acompañaban a los aviones de ambos bandos en sus misiones, sin interaccionar con ellos pero haciendo demostraciones de increíbles velocidades y aceleraciones. 

Y tras la contienda, el fenómeno lejos de remitir, arreció. Fue en 1947 cuando se acuñó el término “flying saucer” ─platillo volante─ por parte del piloto Kenneth Arnold, y empieza la era OVNI. Me atrevo a conjeturar, y esto es de mi cosecha, que fuera ese el momento en que, si no estaban antes, “alguien” los trajera desde otro lugar hasta nuestro planeta. Solo es una corazonada… esos seres aéreos, ¿nos están limpiando la “jaula”? ¿Se están alimentando de la porquería y veneno que volcamos constantemente a la atmósfera, ya que nosotros mismos somos incapaces de evitarlo, para que no muramos asfixiados en nuestra propia ponzoña? … 

Por cierto, ¿saben que cada año se llegan a descubrir hasta veinte mil nuevas especies de seres vivos en el mundo?, ¿y que se han hallado formas de vida extremófilas sobreviviendo a la congelación de los hielos polares o entre las cenizas volcánicas? 

Conocemos muy poquito. Ahí lo dejo… 



Antonio Castillo-Olivares Reixa 

Móstoles, 23/08/18

La Poesía de Lola Martínez. Ensayo resumido realizado por Ivonne Sánchez Barea.

LA POESÍA DE LOLA MARTÍNEZ 
Por Ivonne Sánchez Barea (2018)



Ocupo los espacios mentales, para entrar en los mundos de la autora, Lola Martínez. La espera no ha sido infructuosa, porque hallo siempre mies y sabiduría al releer cada uno de sus versos entre las páginas de cuatro de sus títulos que tengo como pilar para analizar. Observo el sentir, la sensibilidad y el pensar, de quien se detuvo en cierta ocasión bajo el arco de color que acampana mis horas. Ella, Lola, está presente en el estante de los libros para releer. Pasaron meses antes de poder adentrarme nuevamente en las páginas... y regresa a mi memoria, esos efímeros instantes, en Ciudad de México, en Zacatecas, en Madrid y en Granada. Ciudades, lugares que han sido testigos de los puntos de encuentro, entre nuestras obras como autoras.

Y, sobre la espera; palabras en pilares sostienen el tiempo. En días como hoy, regreso a “Catavientos”, de puntillas en un vuelo, conjurando a los cisnes soñados, envueltos de tul, y, desde el triste gesto dejando caer las letras sobre el papel, para fecundar versos desde la paz. El alma inquieta es estrella de cualquier función. Se humedece un suspiro. Lola hace visible a “las que no existen”, e invita sin más a adentrarse... un paseo imaginado, una secuencia de tiempo que se vive, bebiendo despacio, a sorbos las ideas hiladas ente sus versos.

Más tarde, llegó un poco como ella, cómo caminante del cielo... Publicado en 2007 “Las piernas de la libélula”, es un descubrir el mundo, los cinco continentes, sobre el licor de las musas, en vuelos mágicos de brujas, quienes comemos flores en la mesa de las poetas, y dejando derramar sobre el mantel, nuestros versos... Los lugares buscan refugio y paz en el arma de la pluma, escapando del dolor y la impotencia para dejar plantadas las raíces de la justicia en el campo santo literario. Las realidades, en vacilante mirada piden disculpas a los ojos, por ver el nácar sobre el barro del mundo. La voz, las voces son vagones que se tragan el mundo, se ahogan en las heridas del agua, tal vez, un roto canto de ballena apátrida, o, las piernas de la libélula que a veces se convierten en cola de sirena. Las estrellas se paralizan entre rebozos de nubes. Un árbol en tentación de manzanas, invita a continuar el trayecto. Lola Martínez vuela sobre mares... y con ella, el o la lectora.

Un colibrí que renace flotando de la cintura, tejiendo el hilo frágil de luz, entrama la autora con sus versos, y puede, que una bandada de colibríes se estacionen en las gargantas de aquellas mujeres poetas, a quienes se les ha cercenado sus lenguas que capturan néctares. Caen en el olvido, en aquel último hueco. La autora flota... dice aquello de lo que se fue durmiendo, y, decidió volver por no saber. Sin más, corren días, sueña horas, siendo testigo de la cercanía de sus ideas, unos puntos, fundiendo el hablar sin la respuesta. Allí, en ese lugar de todos y de nadie, despierta, quien no ha muerto. En el borde del rumor, se atrinchera el silencio. Versifica en su tratado del alma, en un pulso de ésta hija de un cascabel de la luna... Lola, acaricia el mito de Atenea, se enriquece con las cosmovisiones de las mujeres, desnudando el “Sayal”, abrazando a la libélula desde sus versos de espuma. Todas llevamos velos tupidos sobre espaldas, o en el rostro de nuestro género. Sus versos nos hacen nacer nuevas partes para reinventar los vuelos.

La libélula no puede estar encerrada, se le agrietan las alas. Dando por certero el tiempo que se acaba, Lola, muda la piel en el espacio inédito. Aquí crece, sigue cayendo la lluvia entre palabras y justicias, buscando con paciencia, con obstinación, lo importante: la verdad. Se sigue preguntando y le siguen susurrando extremos volátiles, sobre la vida y el tiempo. El amor, también presente, se trenza en el nido, recauda el momento. “Sinécdoque” retoma la esencia, con la materia que la realza, des encriptando el implacable transcurrir de la palabra pensada, descifrando la profunda reflexión desde el todo de ella misma, de Lola Martínez.



Calle Campanario, 26 – 18199, Cájar/Granada – España ivonne.sanchez.barea@gmail.com

Por largos pasillos infinitos

deambulan las personas,
caminan hacia una luz
cegadora. Vertiginosamente,
las sombras desaparecen
por esquinas llenas
de ausencias dolorosas,
y las tristes palabras
devoran silencios pestilentes.

Los gritos de gargantas resecas
imploran un bálsamo que alivie
su tremenda soledad, el alimento
necesario para calmar el desconsuelo
de los atardeceres rotos.

Por los largos pasillos
las manos, cientos, miles de ellas
piden algunas monedas
para comprar sonrisas y amaneceres
limpios de lágrimas rojas.

Los pasillos son infinitos
y los hombres se pierden, definitivamente,
sin poder encontrar la salida
de la única verdad.


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MUJER

“Soy sólo una mujer y ya es bastante...”
Gloria Fuertes
Paseo de puntillas por la historia.
Génesis de hueso y barro.
Un pecado sin voz remuerde el alma,
parirás con dolor, llanto sin luna,
belleza y embeleso,
diosa inmortal, guerra sin nombre.
Caminas silenciosa por los siglos,
inventora de amor y sinsabores,
sin dejar de ser nadie en la cruzada.
Poemas cristalinos te harán libre
con tu huella indeleble en los recuerdos.
Sangre que brota turbia y descuidada.
Eres mujer y ya es bastante,
sin más sombras vacías y desnudas.
Volverás a nacer
para resucitar en otro cuento.





Regresaré del silencio

para aguardar tu llegada, mi amor,
y entregarte mi soledad.

Me gustaría, si puedes,
que trataras de arropar
mis añoradas ausencias
con la dulzura de tus besos.

A cambio, yo te entregaría
la dulzura de mis palabras,
dispuestas a ponerse las mejores
galas de una primavera eterna.

Los poemas, día a día, irán
brotando en nuestro jardín
donde, cada amanecer,
ajenos a los murmullos del tiempo,

empezaremos a vivir aventuras
nuevas, esperanzas fascinantes
nos acompañaran por alegres caminos
cubiertos de ilusiones maravillosas.

Por favor, mi amor, no tardes,
me ahogo en el silencio cruel
de la ingrata soledad.

Ya no puedo soportar
sus gritos desesperados
en mi triste corazón, temeroso
por las ausencias y los olvidos.


... de Google


Presentación del poemario Vientos del Verso de Antonio Portillo Casado el 30 nov. 19:30 h.en la BPE Fermín Caballero de Cuenca



Buenos días amigos. 
Nuestro compañero Antonio Portillo Casado 
presentará su último poemario Vientos del verso 
el día 30 de noviembre a las 19:30 horas 
en la Biblioteca Pública Fermín Caballero de Cuenca.
Presenta el libro la poeta conquense Raquel Carrascosa.

Gloria maldita

(Imagen de la Red)






El viento fuma colillas
en la acera y las hace girar.
Señalan a los culpables.

Otras veces, las apaga,
para que las ratas de la calle
inhalen calor y alumbren
los tres o cuatro cartones,
la manta sucia y un tetrabrik
que sabe a gloria maldita.


GLORIA MALDITA(c) Antonio Portillo Casado










Reseña de José Mª Garrido sobre la presentación del libro Desnudez del Hilo de Ana Galán.

DESNUDEZ DEL HILO
ANA GALÁN VIGO
EDITORIAL LASTURA 2018
Por José María Garrido
16 de noviembre de 2018



En esta tarde de otoño y lluvia, los versos de Ana Galán Vigo se reflejan como hilos en su telar, en cinco tonalidades, como si de un pentagrama se tratase. De lino granate, de lana roja, de yute negro, de angora azul, y de algodón encarnado, a la luz de las oberturas poéticas que Montse Morate y Francisco Caro le brindan, dejan al descubierto la esencia de la autora, la historia y los motivos de estas letras que la Editorial Lastura nos ofrece. 

La biblioteca municipal Eugenio Trías a la que hay que agradecer su acogida, hoy vuelve a hacer pleno y podría si ese fuese su estilo haber colgado en la puerta de una sala que se quedó pequeña, el cartel de no hay billetes, y es que además de mostrar sus habilidades poéticas, Ana, que recientemente ha sido galardonada con el XVI Premio de Poesía del Círculo de Bellas Artes de Madrid, nos sorprende con su prodigiosa memoria y su magistral didáctica a la hora de conducir el acto de manera que el tiempo se detiene y se dilata el gozo, al percibir que con los hilos de su trabajo está edificando un atmósfera de sosiego y equilibrio.

Y si ya nos atrapa con la fotografía de la portada del libro, de la propia autora, vuelve a sorprender al final del acto, - porque Ana es detallista en la palabra y en los hechos - con un regalo en forma de cuaderno en blanco, porque sabe, que muchos de los asistentes, sienten como ella, la necesidad y el placer de la escritura, para que unos aprendamos y los otros nos sigan enseñando este noble oficio.

Hojas en la chistera





Escucha hoy al viento, lleva colores zurcidos
en el chaqué, hojas en la chistera.
Pasea por El Retiro, por las calles de Madrid.
Empuja al caminante perezoso, decide
desviarlo de las armas de destrucción más iva.
Cree que el destino se puede evitar.
Se alía con las mujeres luchadoras,
único vendaval que, aún, tiene garras.
Los hombres descuidaron su fuerza en naipes,
bicicletas y juegos de ordenador.
A ellas les importa la realidad,
son la esperanza de este estúpido mundo.
Siempre las mujeres dan sentido.



HOJAS EN LA CHISTERA(c) Antonio Portillo Casado

"María Zambrano. Una filósofa brillantemente universal". Artículo de Ana Patricia Santaella para ARGENPRESS CULTURAL

Imagen de la Red

Hola amigos. Nuestra compañera Ana Patricia Santaella nos envía este articulo que escribió sobre la gran filósofa española María Zambrano en Argenpress Cultural.
Pincha en este enlace para leerlo:


Recital poético de Ana Montojo el día 22 nov. a las 19:30 h. en la Biblioteca Elena Fortún.


El próximo día 22 de nov. a las 19:30h., 
nuestra compañera Ana Montojo 
recitará una selección de poemas en la Tertulia Arco Poético
de la Biblioteca Elena Fortún.

Amanecer del alma

     El amanecer nos trae las luces y colores de la aurora que nos auguran una nueva vida, así el amanecer del alma nos vaticina un renacer a través de un nuevo y dulce aliento de esperanza para atravesar los áridos campos del corazón humano.

     En el nuevo renacer la nueva personalidad debe crearse sobre las cenizas de su antigua existencia, donde sólo había esporádicas esperanzas y maltrechas relaciones. Sin deseo ni acción, sin experiencia propia no hay resultados y no podremos comprender la verdadera esencia del alma. Satisfacer la sed del alma no se consigue tan solo leyendo acerca de la supuesta “verdad” o de pertenecer a una u otra creencia. Nuestra alma amanece después de haber vivido las sombras, de haber experimento la noche oscura, donde el dolor ha golpeado la esencia del corazón. Hay que hacer el esfuerzo de alzar la vista hacia la luna si queremos mirarla a la cara y no vivir cabizbajo para verla reflejada en un charco.

     Muchas personas se identifican con su ego egoísta dando por sentado que son los dueños de sus vidas, no aceptan ni quieren darse cuenta de que en realidad son marionetas de su propio ego, lo que les convierte en autómatas de sus pasadas y presentes acciones. Nuestros estados de ánimo, sentimientos, reacciones, experiencias son los efectos y consecuencias de unas causas anteriores que fueron provocadas mediante el ego mezquino, o bien, realizadas sin consciencia, como robots. Esas personas no aceptan que su orgullo es el que dirige sus vidas llegando su ceguera a hacerles creer que ellos están libres de su arrogancia.

     Estar en la posición del deseo de actuar pero no hacerlo es estar en la pasividad del engaño y de la ilusión lo que nos lleva a la soledad creando ansiedad y angustia. Para sentir el alma, tenemos que ser conscientes de nuestro cuerpo -físico, emocional y mental- que contiene una sabiduría infinita y es, además, el vehículo que nos permite transitar por el planeta. Muchas veces turbulencias de pensamientos, tifones desgarradores nos azotan nuestros sentimientos y tsunamis de dolor nos hacen caer en profundos pozos donde permanecemos perdidos, desorientados y confusos con solo nuestra sombra por compañera. Incluso, en esas situaciones, nos llegamos a acomodar porque el miedo a avanzar nos impide ver más allá de lo que alcanza nuestra vista, volviendo a esa apatía de las estériles arenas de la rutina. Para calmar el cuerpo –físico, emocional y mental- disponemos de un útil vital y precioso, la meditación. El aire es el motor de la vida y a través de la respiración el cuerpo se relaja y empieza a desatar esos nudos entre la mente y el cuerpo, liberando la comunicación entre los sentidos y el alma.

    Desde el principio de nuestra historia hemos comido de la fruta del árbol del bien y del mal, hemos pasado por el infierno del egoísmo y del exilio de nuestra Alma. Hemos roto los lazos de la amistad tejidos con las cuerdas de la armonía, rompiendo la delicadeza poética y ultrajando sus versos porque nos hemos olvidado que somos almas vivas. Rechazamos el dolor y la angustia pero no luchamos para salir fuera de ese confort de la rutina que tanto nos aburre y nos encadena. La vida tiene piernas, baila y está viva y no puede dormirse en los laureles porque es un continuo movimiento.

     Grandes pensadores de nuestra civilización han proclamado a los cuatro vientos que el hombre tiene por misión elevar su condición de mortal uniéndose a esa alma inmortal de felicidad para experimentar el conocimiento directo que destruye la ignorancia y nos lleva a la búsqueda de la verdad, desprendiéndonos de verdades temporales y de libertades transitorias. Los seres humanos somos almas vivientes, infinitas creaciones cuyas huellas podemos observar a través de la historia de la humanidad.

    El alma es una melodía con diferentes tonos y notas que forman millones de canciones y poemas. Tenemos que descubrir el sentido que queremos dar a nuestra vida y descubrir la causa de tomar una u otra decisión porque de ello depende que nuestro camino sea sombrío o luminoso, que oigamos la música de un triste violín o la alegría de un maravilloso violinista. No hay que temer a la lluvia porque cada uno tiene su propio aguacero interior. Poner en orden nuestro desorden, nuestras ideas y sentimientos para avanzar en la dirección elegida utilizando nuestra voz, -instrumento sagrado del alma sin olvidar que el murmullo dicho con sentimiento de amor es oído por las estrellas-, usando canciones y poemas que enciendan una luz para poder ver en la oscuridad y volver a tomar el camino, aprendiendo de cada caída y de cada risa.

     Vivimos bajo las leyes del flujo y reflujo, nacimiento y muerte; el amanecer del alma es descorrer el velo de la ilusión y descubrir el secreto de la creación, escrito en el libro del universo cuya única página la llevamos impresa en el alma.

                                       
  (foto de la red)

Presentación del poemario Desnudez del hijo, de Ana Galán el 16 nov. a las 19h. en BPM Eugenio Trías., Madrid.




Nuestra compañera Ana Galán 
presenta su nuevo poemario Desnudez del hilo 
el Viernes 16 de noviembre a las 19 h. 
en la Biblioteca Eugenio Trías.
(antigua Casa de Fieras de El Retiro en la Sala de Materias)
Paseo Fernán Núñez 24, Madrid


Presentación y Recital de EnR en el Instituto Cervantes de Tetuán y Tánger (Marruecos)



Del 5 al 8 de noviembre, compañeras y compañeros de EnR han presentado nuestra asociación  en el Instituto Cervantes de Tetuán y Tánger (Marruecos). También recitaron sus textos. El viaje incluyó unas visitas turísticas con un encanto especial, tal y como podéis ver en la fotografía. 





Quiero ser semilla

Imagen de la red




Eres una de las hojas verdes

en un árbol plácido.

Respiras sueños azules.

Subsistes cerca del río,

que pliega algas suavemente

y en las orillas hace burbujas.

Eres alma lobulada

con un sentimiento

que esparce la brisa

en el bosque circundante.

Verde estrella en la mano que te sustenta.

En unos días la moda te vestirá de ocres

para tu final.

El abismo aguarda

y mientras te aproximas a su dominio,

te preguntas:

¿Por qué fui hoja y no semilla?



QUIERO SER SEMILLA(c) Antonio Portillo Casado
(Del poemario Vientos del Verso)




Papiroflexia



«Tu mayor deseo se hará realidad, si construyes mil grullas de papel»
(Sadako Sasaki)

Lucía se tapa los oídos con las manos mientras, en la habitación contigua, su padre eleva el tono hasta cubrir con sus gritos la voz de su madre. Sollozos, lamentos, palabras, que intentan atravesar las paredes, en un idioma que nadie escucha.
Entre lágrimas, arrastra su miedo hacia el escritorio sobre el que reposa su colección de grullas de papel. «Una, dos… diez… cien... doscientas… quinientas… novecientas noventa y nueve… Una más y se hará realidad mi deseo». Tratando de no hacer ruido, coge un folio y comienza a doblarlo, marcando con determinación cada pliegue.  
Cuando está terminando el último pájaro de papel, oye un golpe seco y un grito desgarrador. Deja caer la hoja al suelo mientras un pensamiento terrible atraviesa su cuerpo hasta alcanzar el corazón. Corre hacia la ventana, la abre y contempla el horizonte. Sus ojos adquieren una mirada intensa al extender sus brazos hacia el cielo. Pronto acabará todo... Olvidará el dolor y ella misma volará hacia el infinito.



VASILI AJMÁTOV, Relato de José Mª Garrido.


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Vasili Ajmátov vive en un caserón grande, frío, desangelado, a mitad del camino del cementerio. Nadie sabe los años que tiene, ni a qué se dedica. Lleva un pequeño espejo redondo a todas partes y cuando nadie le ve, le lanza furtivas miradas.
-¿Soy yo? - se pregunta -, Imposible. No soy escritor. ¡Ojalá lo fuese!
La imagen que le devuelve es siempre la misma, le recuerda al  rostro de Kafka tanto en las noches de plenilunio como en las tardes de tormenta. Un rostro, solitario y taciturno.

Desde que se fue, nadie le visita. por eso pasa las tardes dando largos paseos por el camino del desfiladero, donde los grandes peros dejan caer sus extraños y amargos frutos en otoño. Va acompañado de su cuchillo de monte. Su hoja tiene un color arrebol; le gusta utilizarlo despacio, con cierta parsimonia, sobre todo cuando ya no grita.  La última vez, tuvo que limpiar el mango como un carnicero. Recuerda aquellos siete memorables minutos de placer, después de trazar en su piel un mapa con coordenadas imprecisas como sus propias arrugas.
Se acerca, no le ve, no grita.
Tiene una altura considerable y viste un traje marrón combinado con el verde.
Sigiloso, se acerca un poco más. Su brazo siente la ternura mientras acaricia su tronco. Sus dedos siguen levemente las arrugas de su traje.  Es valiente, no se mueve. Está seguro de que aprecia el latido de su piel. Su mano se va al cinto.
Acerca la punta a sus arrugas, solo tiene que apretar un poco más.
Está solo. Se empina para perfilar su obra sin perder el equilibrio.

¡El espejo!Al caer se golpea con una piedra, pero no se rompe. No puede evitarlo, sus ojos se van hacia él. ¿Un monstruo? Aprieta, no grita, mueve su mano con delicadeza hasta que su corazón se desploma.
Es grande como su puño.
En el vacío que deja escribe su nombre:  “Asun”.

 Nunca la olvidará.


José María Garrido
28 de octubre de 2018

Invitación de Lola Vicente para asistir a "En las tardes de Prometeo" el 7 nov. en el Centro Riojano de Madrid


EN TARDES DE PROMETEO

Espacio literario de la Asociación Prometeo de Poesía (año XXXVIII – sesión 1.820)
Lectura poética de LOLA VICENTE
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En Poetas para el Recuerdo: FEDERICO GARCÍA LORCA en el 120 años de su nacimiento. 

En la voz de Juan Calderón
Coordina: Ángela Reyes
Centro Riojano de Madrid. Serrano, 25
Madrid, miércoles 7 de noviembre, 2018. De 19 a 20 hs. Entrada libre.



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