Hoy es

Altruismo y egoísmo.

... de Google.


       Acabo de leer un artículo sobre el Altruismo en la especie humana e inmediatamente me viene a la memoria el libro “El gen egoísta” de R. Dawkins; es un texto que leí en mis primeros años de Universidad y que me marcó. Lo he releído varias veces , hay aspectos que están ya superados pero su hipótesis es tan válida como otra cualquiera y me parece interesante. 
       La idea que expone sobre la interpretación del altruismo y egoísmo la aplica a todos los tipos de seres vivos desde bacterias (virus no ya que se encuentran en la frontera entre el mundo vivo y el inerte) hasta los primates superiores, entre los cuales está el ser humano.
       El propósito de Dawkins es examinar la biología del altruismo y del egoísmo.
       Demuestra que el factor importante en la evolución no es el bien de la especie o grupo, como tradicionalmente se entiende, sino el bien del individuo o gen. Para él y sus seguidores, los individuos no son más que máquinas creadas por los genes para su supervivencia. En palabras del biólogo americano Butler : “La gallina no es más que un invento del huevo para poder producir más huevos”.
       Existe, siempre según Dawkins, una interpretación errónea del altruismo. Este se da, según las ideas tradicionales, por el bien de la especie, lo que se conoce como teoría de selección de grupos, que viene a decir que la selección natural actúa sobre la especie. Un individuo no sería más que un “peón” que se sacrificaría por el bien de la especie.
       La alternativa es la selección de genes (o selección de individuo): los individuos altruistas llegan a extinguirse en beneficio de los egoístas, que predominarán en el grupo. Los genes han construido una gran variedad de “máquinas” para prosperar explotándolas, de modo que un gen puede ser considerado como una unidad que sobrevive a través de un gran número de cuerpos sucesivos e individuales. Así, un gen es definido como una porción de material cromosómico que, potencialmente, permanece durante suficientes generaciones como para servir como una unidad de selección natural. El individuo es demasiado grande y efímero como para ser considerado unidad de selección. Un gen es considerado bueno, es decir, que permanece muchas generaciones, si vela por sí mismo, si es egoísta. La evolución será el proceso por el que algunos genes se hacen más numerosos y otros disminuyen en el acervo genético.
       Todos los genes controlan el comportamiento de su máquina de supervivencia, no de manera directa, sino indirectamente. Los genes preparan la máquina con antelación, y luego esta se haya bajo su propia responsabilidad. Los genes obran a largo plazo mediante la síntesis proteica, pero se trata de un proceso lento. Por tanto, los genes construyen su máquina por anticipado, de la mejor forma posible y programándola con antelación.
       Por tanto, el comportamiento está regido por el egoísmo de los genes de cada organismo, y no por el altruismo de cada individuo con respecto a los demás miembros de su especie. Dawkins se encarga de demostrar esto a lo largo de todo el libro “El gen egoísta”.
       En cuanto al hombre, para él es el único organismo capaz de hacer frente y llevar la contraria a los dictados de los genes egoístas, gracias a nuestra consciencia: “Sólo el hombre puede revelarse contra la tiranía de los replicadores egoístas”. La mayoría de las características que resultan inusitadas en el hombre se deben a la cultura, que Dawkins también pretende tratar como una unidad de transmisión, aunque con unos mecanismos particulares( aquí introduce otro concepto interesantísimo el de los memes y la memética).
       En sus propias palabras, para una comprensión del hombre moderno se debe descartar al gen como única base de nuestras ideas sobre la evolución, también estaría la cultura; el darwinismo es una teoría demasiado amplia como para ser confinada en el estrecho contexto del gen. La cultura actúa como un replicador que se instaura en el cerebro y persiste generación tras generación “parasitándolo”.