... de la Red |
-- ¿Dónde guardas tus dioses, amigo? -- le preguntó--.
-- En el fondo de mi bolsillo o en el de mi corazón: da lo mismo --le respondió--. Y añadió: Todos tus dioses pueden reconocerse en uno sólo: tú mismo. Tú los creas a tu imagen y semejanza. ¿No te causa extrañeza que todos ellos se parezcan tanto a ti?
-- ¡Ah...! Buena respuesta --el interpelante parecía sentirse aliviado--. Me aclaras el porqué de que tales dioses me hayan parecido siempre tan humanos, tan llenos como yo de las mismas e insufribles contradicciones lógicas.
-- ¡Ah...! Buena respuesta --el interpelante parecía sentirse aliviado--. Me aclaras el porqué de que tales dioses me hayan parecido siempre tan humanos, tan llenos como yo de las mismas e insufribles contradicciones lógicas.