Hoy es

Conspiración de números

       Se empeñó en buscar alternativas, nuevos signos que ofrecieran diferentes posibilidades. 



       Pensaba que podía inventar símbolos que pudieran ser utilizados por sus vecinos y por el resto de la Humanidad. Era otra época. Ni el Imperio romano había acabado, ni el Califato árabe se habían extendido por el mundo conocido hasta el momento. Allí, solo, en su casa de Lazburg, el matemático visigodo trazaba y dibujaba nuevas líneas y grafismos para dar forma a las cantidades, para poder contar y sumar de un modo distinto a lo aprendido.


       Pero estaba fuera de tiempo, fuera de lugar. Tanto que, una noche, se reunieron, esta vez unidos y con un mismo objetivo, los números árabes y los romanos. Y acabaron con él y con sus sueños.
       Él era un disidente, con ideas propias. 
               Por eso lo mataron.







Emilio Porta
es el autor de este texto