las ilusiones vagan en la noche,
buscan los enigmas perdidos
de los sueños ausentes.
Tratan de encontrar las justificaciones
de tantos errores cometidos
por los gritos borrachos de las imágenes
enloquecidas del ayer,
falsas, pintadas con colores
teñidos de tonos grisáceos
que huían por rincones alejados
de todos los caminos.
También llovía pero, tras la lluvia,
un penetrante frescor
dibujaba esperanzas en el horizonte.
La noche mostraba su coquetería,
provocando al mísero poeta
que trataba, desesperado, de escribir
algún verso que mereciera la pena.
Llovía con insistencia.
Lentamente el poeta
continuaba muriendo de amor.