Foto tomada de internet
“No puedo vivir con mi padre. Está mal. No me respeta, por eso lo denuncié… Me llevo genial con la madre de mi novio. Me van a acoger”
(Niña de 14 años)
Mareas de negro oleaje llegan altivas
bajo el denso tapiz de sus pestañas.
Cuántos golpes de inexperto escultor,
r o m
p i e
r o n
el molde de su niñez.
Y todavía con gesto de cuna
abrió las manos al lazo de huérfana.
De madriguera inconfesable
a cubil de maltratador,
doble golpe de cincel ciego.
El fuego de otro hogar
le quemó la mirada,
ya supo cómo leer las cenizas.
Recorrió nuevos caminos
sin zapatos de andar sueños.
Volvió deshilachada
al nido del padre rapaz.
Garras de firmar piel
son la caricia denunciable.
Resbala sin rumbo…
y el miedo le hace cosquillas.
Su lágrima y el batir de labios
surcan opacos túneles,
no hay luz a cielo abierto.
Como adulta amazona huye al galope,
torbellino errante de enamorada
que el compañero templa.
Nace un futuro ante sus ojos
cuando la mano de madre amiga
teje el cordón de la ternura.
Niña de vida nómada,
¿cuándo el hogar que asiente tus suspiros?