Y sonaron las campanas
y se abrió la luz del sol,
llegaron mirlos y peces
a la fuente del Señor.
Y sonrieron los lirios
también cantó el ruiseñor,
y una paloma blanca
rauda voló hacia Dios.
Yo me desnudo ante ti
en cuerpo y alma señor,
protégelos de asechanzas
de enfermedad y rencor.
Y hasta aquel brocal del pozo
yo me acerqué con fervor,
me diste a beber agua fresca
del manantial de tu amor.