(Imagen de la Red) |
El viento fuma colillas
en la acera y las hace girar.
Señalan a los culpables.
Otras veces, las apaga,
para que las ratas de la calle
inhalen calor y alumbren
los tres o cuatro cartones,
la manta sucia y un tetrabrik
que sabe a gloria maldita.
GLORIA MALDITA(c) Antonio Portillo Casado