LENTAMENTE LOS TÍMIDOS RAYOS
penetran por mi ventana,
las ilusiones dibujan esperanzas
nuevas en el alma exhausta
de caminos erróneos, equivocaciones
de un destino rencoroso.
Los versos revolotean en la inmensidad
blanca del abismo de los deseos,
sueños de tiempos lejanos regresan
eufóricos, quieren recuperar su poema
inacabado, pretenden alcanzar versos
enfurecidos, huyeron tras un ayer
envejecido por los reproches absurdos
de una sociedad hipócritas que compraba
y vendía valores al mejor postor.
La luminosidad aumenta, los rayos
se diluyen en una luminosidad mágica,
todo se llena de poemas por hacer
y, en un horizonte extraño,
las quimeras del amanecer comienzan a dibujar
las esperanzas del día que nace.