Hoy es

La vida no es una vulgar película


José Gerardo Vargas
ayer en la Asociación de Escritores y Artistas Españoles

     A veces, el destino es demasiado cruel, el camino se pierde en un laberinto de espejos rotos en donde imágenes borrosas juegan con los sentimientos y, de repente, todo parece perder sentido. No vale la pena seguir. ¿Para qué? Las horas pasan velozmente sin apenas dejar rastro sobre las cuartillas de la vida. Las huellas de nuestra existencia se ocultan por las esquinas avergonzadas, su actitud cobarde las empuja por sendas hipócritas llenas de mentiras, sueños absurdos e imposibles que, apenas, merecen un triste verso de melancolía.
     Habría que continuar, dar la cara, luchar, las esperanzas dependen de uno mismo, hay que tomar la decisión correcta, adecuada, sin embargo, en ocasiones, las cosas no son como esperábamos y todo tiende a torcerse. No podemos esperar a que el destino nos sonría constantemente. Puede ocurrir pero es muy difícil, la vida no es una vulgar película en la que las ilusiones se cumplen y donde, cada día, las emociones se suceden, abriéndose grandes ventanas a horizontes luminosos. 
     La vida tampoco es un valle de lágrimas, pero en muchas ocasiones, demasiadas, es muy doloroso seguir y el horizonte, apenas visible por las ventanas entreabiertas, se difumina, perdiéndose en recuerdos de un tiempo extraño, ausente, un sueño que jamás existió, una pesadilla que nos persigue a lo largo de toda la vida y nos echa en cara reproches absurdos, palabras olvidadas son la llama de heridas que tardan en cicatrizar.