Hoy es

Levantar la última copa de amor

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       Quisiera conversar lentamente con la madrugada, poder repasar con tranquilidad todas las emociones degustadas a lo largo de la jornada, cada vez cuesta más subir las escaleras de la vida sin hacer un descanso en la nostalgia, con un recuerdo es suficiente para continuar la ascensión donde las estrellas aguardan, impacientes, para entregarnos los pasos a seguir, al mañana le gusta jugar a la improvisación más absoluta, nuestro parecer no interesa, únicamente hemos de acelerar la marcha para poder sonreír en alguna esquina escondida del tiempo. De vez en cuando hay que hacer un leve descanso y tratar de dibujar un verso, un mísero verso donde poder anotar la temperatura de la última emoción o el grado de acidez del último correo recibido a destiempo.
       Cada vez cuesta más avanzar por una senda que se niega a reconocer la pisada de nuestras huellas, que no acepta la tardanza injustificada de los sueños inmaduros ni las rabietas de los relojes que no encuentran la rima traviesa de un poema equivocado, dolorido por la cantidad de asonancias que se ocultan en los rincones perdidos de casa amanecer.
       Cuando la jornada finaliza hay que huir de tanta apatía y despojarnos del polvo de la jornada, ponernos las zapatillas preferidas, dispuestos a recorrer los recovecos secretos de la madrugada, siempre nos espera con su mejor sonrisa y la última copa de amor.