... de la Red |
Ningún océano, por grande que sea, puede contener apenas una parte de todo cuanto en mi alma cabe.
¿De qué estamos hechos que nos sentimos inconmensurables?
Cuando me miro hacía dentro veo que puedo alcanzar con sólo pensarlo todo cuanto deseo. Mi imaginación se multiplica y acrecienta tanto que soy capaz de presentir que me conecto con todas las otras mentes y cuerpos que me circundan a distancia. Y gracias a esta extraña y oculta fuerza me experimento tan extenso como el mayor de los universos posibles.
Sin embargo... cuando observo mi cuerpo: ¡me veo tan insignificante frente al macrocosmos que me alberga!
Tal vez, sólo tal vez --me digo a mí mismo--, la causa de esa energía no resida directamente en mi cuerpo, sino que provenga de mucho más lejos, de ese cálido fuego interior que pareciera darle vida y razón de ser al espejismo que soy.