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Avanza el abandono y me desola,
me destecha
me desconcha y desdibuja,
crece la desposesión y deja así
el ancho de mi cuerpo hecho jirones,
sin tejas
sin puertas, sin cristales.
Desaparecen los muros firmes,
y aparecen los cimientos entre zarzas,
y en el hueco inmenso
en el que un día hubo cobijo
no queda más que desamparo.
Tenía un plan y era infalible,
el tiempo,
pétreo, firme...tan implacable.
Recibido por correo electrónico.
Es propiedad de Trinidad Grande.