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¿Quién, ahora, es testigo de tu alma? (A Miguel Hernández)

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                                                                (A Miguel Hernández)

Me gobernaban rebeldías
cuando te cruzaste en mi luz.
Frente a mis ojos un colibrí apareció
incógnito.
Le mostré mis manos desnudas.
Miraba el colibrí.


Marchamos a los olivares
del sur, del mundo,
y las cadenas
aún se oían
desde todos los tiempos.
Miraba el colibrí.


Escarbé el pecho
de la tierra hasta que sangró en cascadas;
sangraban
mis manos,
sangraban
los cielos igual que un infierno ejecutado.
Miraba el colibrí.


Desde las entrañas, un dolor, un quejido,
un grito rasgó el cristal turbio.
Miraba el colibrí.


Al nombrarte, ¡oh pastor
de versos justos de la tierra!,
el colibrí y se acopló a mi alma.
Recitamos unos versos intensos,
veraces
como una mañana sanguinolenta.
Eran tus versos Miguel, tus verdades,
tus sentimientos. Siempre que como tus letras,
me infundes
más hambre de justicia
al rescatarme del deleite
de sus mentiras ciegas.


II

La tierra
madre que te cantaba
cuando las rejas
tu viento secuestraron,
aún
te llora
Miguel.


La tierra,
amor
eterno de apiladas mantas
que compungida nos protegerá,
maldice al cielo
y a las estrellas
por dejarte caer
en su seno aquel fatídico día.
No vuela el ave blanca
sin tus poemas.
No empuja el viento
ni rola,
tu ausencia
lo ha encapsulado.
Tus ojos de espanto, dos simas.


Se estremece la tierra
y un puñal hiere
mi corazón.
Es nuestro llanto
la lágrima
de los pobres miserables. Igual que un filo
de plata, tu verso golpea
el aire para despertarlo y animar al viento
de la justicia.
Te admira
la noche enamorada,
la luz, te sueña
más brillante que el Sol.
Canta y se emociona la Poesía,
te llora con rabia y dulzura.
Insuflarte el aliento
que te sesgaron anhelan mis letras,
sembrador de fraternidades,
¡oh Poeta del Pueblo!


III

Hoy recuerdan el fuego,
olvidan
el ímpetu de tus pupilas.
Conocerán
tu brío,
otros, de tanto nombrarte, descuidaron tus versos.
¿Quién vive tu fulgor, Miguel?
¿Quién, ahora, es testigo
de tu alma?
¿Quién, ahora, es testigo de tu alma?





(Del poemario Vientos del Verso, enero 2018)